Lo reconozco, me he estado ganando la vida estafando a los demás.
¿Me avergüenzo? Posiblemente, pero peor es vivir en la calle y con tal de que eso no suceda soy capaz de cualquier cosa.
Jamás he visto fantasmas a pesar de pagarme el alquiler asegurando que estos me hablan.
¿Que dónde está el problema? Pues que, como decía mi abuela, «tanto va el cántaro a la fuente que al final se termina rompiendo».
¡Ha pasado!
Los veo. Te prometo que esta vez no estoy mintiendo.
¿Que no me crees? Pues compruébalo tú mismo.
