Emma y Salva estaban a punto de casarse hasta que una tarde de domingo ella salió de casa con lo puesto para no volver. ¿Para no volver? Ojalá lo hubiera cumplido.
Bruno sirve cafés y porciones de tarta esperando a que una historia que no llega y que nunca escribe le convierta en escritor y le saque del agujero en el que vive. Pero llegará, créeme que llegará.
Esta es la historia de dos personas que se encuentran, de otra que se pierde y de una mancha que no deja de crecer.
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