En 2012 a la psicóloga de mi escuela se le ocurrió la espléndida idea de crear una actividad llamada: «Consejero Secreto». Una persona a la que le escribirías cada tercer día diciéndole cómo estás, qué habías hecho en la semana o la noche anterior, y qué era lo que te atormentaba. Suena a una idea terrible, ¿no?
Nadie a esta edad era tan inteligente como para creer que podríamos ayudarnos entre nosotros. Sin embargo, la intriga y el querer saber la vida de los demás haría que tomaras en serio esta actividad. Se suponía que todo era anónimo. ¿Confiarías en la discreción de alguien de diecisiete años?
Esta es la historia de un chico con problemas de ira, una chica con dificultad para aceptar un «no» por respuesta, y un bombón dispuesto a hacerlos cambiar.
Esta no es una historia de amor… o tal vez lo sea. Pero es la historia cruda que nadie quiere contar. Esa parte del relato en el que las personas muestra sus peores demonios.
Dime, ¿quién no está luchando contra sus propias oscuridades?
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