Cuando mi novia me soltó un día que quería probar algo nuevo en la cama, sinceramente mi primera idea fue que hablaba de comprar un juego de sábanas o algo por el estilo. Sin embargo, cuando me hizo sentarme en una silla y me cubrió los ojos con una vieja corbata, el deseo y la excitación comenzaron a hervir en mi interior.Lo que no habría imaginado, ni en un millón de años, era que no sería mi novia a quien encontraría arrodillada en el suelo entre mis piernas cuando me quitase la improvisada venda…, sino a su amiguito Marcos.
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