Hunter, Marqués de Aaron, tiene a la alta sociedad engañada. Exteriormente es un caballero de posición, con buenos contactos, fortuna y carisma. Interiormente, es un desastre. Su vicio –beber hasta el estupor prácticamente todos los días- casi lo asesina cuando se cruza frente a un coche de alquiler. Su salvadora, una persona como ninguna otra, es a la vista un ángel, pero con una lengua más afilada que su bastón de estoque.Cecilia Smith desaprueba la ociosidad y el despilfarro. Si hubiese nacido varón, ya se encontraría trabajando en la firma legal de su padre. Es por esto que no se escandalizó al tener que salvar de ser atropellado a un caballero borracho, cuando iba tarde para una reunión importante en una de sus varias caridades.Cuando sus esferas sociales coinciden, Hunter tanto se sorprende, como se asombra, de la muy capaz y muy hermosa señorita Smith. Cecilia, por otra parte, queda confundida y no poco preocupada, por sus suposiciones sobre el Marqués y sus demonios. Será imposible adivinar si estas dos personas de mundos diferentes pueden formar uno propio.
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